Hoy, seré sincera, no me dio la gana ir a trabajar. Para ser franca, aborrezco mi trabajo. No sólo es lo más aburrido del mundo, sino que odio trabajar en oficinas; el ambiente secretarial siempre me ha sacado de quicio. Aunque donde estoy ahora sólo trabajamos cinco personas de fijo, tuve la excelente suerte que me tocaran todos los arquetipos oficinísticos: la jefa convenenciera y déspota, la niña mimada que sólo está ahí porque es de la familia y piensa que todos están para servirle, el jefe mayor desligado e hipócrita y la secretaria simpática pero mal capacitada y un poquitín demasiado chismosa.
Debo reconocer que ninguno de los ataques de Velia (la jefa) está dirigido hacia a mi, y debo reconocer también que ha sido extraordinariamente paciente conmigo con todo lo que falto y lo tarde que llego, pero a veces me enerva cómo trata a Ana (la secretaria). Jessica me odia, pero es tan tonta que realmente no me afecta y hasta me divierten las formas en que trata de molestarme. En cierta forma a veces la que más me cansa es Ana, aunque le tengo afecto, porque se desahoga conmigo de todo lo que la regañan y yo no puedo señalarle que por lo general si la regañan por inepta tienen toda la razón y tengo que acuñar toda clase de comentarios y gruñidos empáticos para calmarla un poco. En general, creo que lo sobrellevo bien pero hoy simplemente no pude hacerlo. El sólo pensarlo me dio un dolor de cabeza que me duró toda la mañana.
Amor:
Creo que estoy un poco molesta contigo. Llegas a la casa todo enojado y ni siquiera aceptas que yo me enoje también por simpatía con todos esos idiotas, sino que quieres estar lo más alejado que puedes de cualquiera (y siendo yo la única que anda por aquí eso significa que "cualquiera" soy yo). Eso no es justo. Como te comenté ayer, ya me acostumbré a que te pongas raro y quieras estar solo y clavado en tus cosas antes de subir al escenario, pero ésta es la primera vez que también tengo que poner espacio entre nosotros después de la presentación. Si así va a ser la cosa, ya me jodiste: vas a tocar casi todos los días, así que por lo visto nos enfrentamos a que no vas a querer ver a nadie (y de nuevo "nadie" significa yo) durante el próximo mes.
También tu posición se me hace un poco egoísta. Desde que tomaste este trabajo debiste concientizar que en este caso no ibas a ser la gran estrella que ya te acostumbraste a ser, sino que simplemente eras un monito más que la empresa contrata para entretener a los niños objetivo, ciertamente la clase de gente que odiamos y que nos ha dado dolores de cabeza desde siempre, pero que sigue siendo la gente que nos paga las cuentas. Y ahora estás molesto por cómo te tratan. Amor, yo te entiendo: cuando estuve trabajando en el HRC me enfrenté a exactamente lo mismo que tú ahora, que los jefes (y peor aún: todos los gatos nacos intermedios) te consideren y te traten como un sirviente. Eso es horrible, y no es el trato que merecemos (ni nosotros ni nadie), pero necesitábamos el dinero, igual que lo necesitamos ahora, y hay que aguantarse. Tú por lo menos tienes al Jordi contigo. A mí me hubiera encantado tener un amigo con quien compartir esa horrible experiencia, alguien a quien voltear a ver y decirle, "¿Qué le pasa a este pendejo, quién se cree que es?" y reírme un poco del asunto.
Yo sé que los dos lidiamos con los conflictos en forma diferente, ya lo hemos discutido, y sé que no debo esperar que reacciones de la misma manera que yo, pero cuando yo estaba en el HRC todos los días, cuando regresaba del trabajo, tan triste y tan frustrada y tan enojada, lo único que podía desear era regresar a mi casa y abrazarte hasta quedarme dormida. O sólo abrazarte, si estabas despierto ¿te acuerdas? Lo que quiero decir es que en ese momento tú también te dabas cuenta de lo mucho que me alteraba ese trabajo, eso te perturbaba y querías ayudarme y apoyarme, y a mí tu apoyo y tu ayuda y tu contacto me ayudaron mucho. ¿Cómo crees que me siento ahora que veo que regresas igual de alterado que yo entonces y me doy cuenta que tú no necesitas mi apoyo para nada, que de hecho lo único que necesitas es que yo me aleje lo más posible de ti físicamente y de preferencia no te hable?
Todo vuelve a lo mismo que hemos discutido últimamente: Mi amor, yo te amo, y sé que disfrutas viviendo conmigo, y creo que me amas. Pero simplemente no entiendo tu forma de amarme. Ni cómo esperas que yo te ame. No sé qué quieres de mi, ni cómo ayudarte. Éste es sólo un ejemplo de muchos. Ya te lo he comentado también: no me necesitas para nada. Lo que yo te puedo dar, lo que yo sé dar, tú no lo necesitas. Es más: tú no lo quieres. Yo quiero darte mi apoyo: tú no lo quieres, sólo quieres que me aleje. Estás más allá de lo que yo entiendo.
La mitad del tiempo no sé qué es lo que quieres hacer: no sé si quieres jugar, quedarte callado, hacer el amor o dormir, o platicar, no lo sé. Yo sé que tiendo a ser pasiva, pero creo que ahora lo soy más porque no sé cómo vas a reaccionar y entonces espero a que tomes la iniciativa. También lo hago porque sé que eres una persona dominante y eso está bien, porque así complementas mi propia pasividad, pero a veces puede ser chocante: a veces siento que rechazas propuestas sólo porque no son tuyas, no porque realmente no quieras llevarlas a cabo. A lo mejor yo lo estoy fomentando, tengo que pensarlo.
En fin, mi amor, hoy te tocó carta larga, pero es porque estoy pensativa. Y ya me siento mejor. Ahora que ya lo escribí ya lo tengo más claro (como siempre) y a lo mejor cuando llegues te hablaré de ello (es decir, si no estás "engentado" y quieres que me vaya a otro lado, lo cual es medio difícil si tomas en cuenta el tamaño de este depa). A lo mejor se me va el avión en lo que llegas y me desaparazco tal cual quieres en cuanto llegues. Vaya, y disculpa el veneno, lo cierto es que te amo mucho, tú lo sabes, eres mi esposo y mi pareja y no hay nadie más con quien quisiera estar, pero a veces no te entiendo y no sé cómo ayudarte. Ojalá hoy te vaya mejor, yo aquí te espero y te amo.
Debo reconocer que ninguno de los ataques de Velia (la jefa) está dirigido hacia a mi, y debo reconocer también que ha sido extraordinariamente paciente conmigo con todo lo que falto y lo tarde que llego, pero a veces me enerva cómo trata a Ana (la secretaria). Jessica me odia, pero es tan tonta que realmente no me afecta y hasta me divierten las formas en que trata de molestarme. En cierta forma a veces la que más me cansa es Ana, aunque le tengo afecto, porque se desahoga conmigo de todo lo que la regañan y yo no puedo señalarle que por lo general si la regañan por inepta tienen toda la razón y tengo que acuñar toda clase de comentarios y gruñidos empáticos para calmarla un poco. En general, creo que lo sobrellevo bien pero hoy simplemente no pude hacerlo. El sólo pensarlo me dio un dolor de cabeza que me duró toda la mañana.
Amor:
Creo que estoy un poco molesta contigo. Llegas a la casa todo enojado y ni siquiera aceptas que yo me enoje también por simpatía con todos esos idiotas, sino que quieres estar lo más alejado que puedes de cualquiera (y siendo yo la única que anda por aquí eso significa que "cualquiera" soy yo). Eso no es justo. Como te comenté ayer, ya me acostumbré a que te pongas raro y quieras estar solo y clavado en tus cosas antes de subir al escenario, pero ésta es la primera vez que también tengo que poner espacio entre nosotros después de la presentación. Si así va a ser la cosa, ya me jodiste: vas a tocar casi todos los días, así que por lo visto nos enfrentamos a que no vas a querer ver a nadie (y de nuevo "nadie" significa yo) durante el próximo mes.
También tu posición se me hace un poco egoísta. Desde que tomaste este trabajo debiste concientizar que en este caso no ibas a ser la gran estrella que ya te acostumbraste a ser, sino que simplemente eras un monito más que la empresa contrata para entretener a los niños objetivo, ciertamente la clase de gente que odiamos y que nos ha dado dolores de cabeza desde siempre, pero que sigue siendo la gente que nos paga las cuentas. Y ahora estás molesto por cómo te tratan. Amor, yo te entiendo: cuando estuve trabajando en el HRC me enfrenté a exactamente lo mismo que tú ahora, que los jefes (y peor aún: todos los gatos nacos intermedios) te consideren y te traten como un sirviente. Eso es horrible, y no es el trato que merecemos (ni nosotros ni nadie), pero necesitábamos el dinero, igual que lo necesitamos ahora, y hay que aguantarse. Tú por lo menos tienes al Jordi contigo. A mí me hubiera encantado tener un amigo con quien compartir esa horrible experiencia, alguien a quien voltear a ver y decirle, "¿Qué le pasa a este pendejo, quién se cree que es?" y reírme un poco del asunto.
Yo sé que los dos lidiamos con los conflictos en forma diferente, ya lo hemos discutido, y sé que no debo esperar que reacciones de la misma manera que yo, pero cuando yo estaba en el HRC todos los días, cuando regresaba del trabajo, tan triste y tan frustrada y tan enojada, lo único que podía desear era regresar a mi casa y abrazarte hasta quedarme dormida. O sólo abrazarte, si estabas despierto ¿te acuerdas? Lo que quiero decir es que en ese momento tú también te dabas cuenta de lo mucho que me alteraba ese trabajo, eso te perturbaba y querías ayudarme y apoyarme, y a mí tu apoyo y tu ayuda y tu contacto me ayudaron mucho. ¿Cómo crees que me siento ahora que veo que regresas igual de alterado que yo entonces y me doy cuenta que tú no necesitas mi apoyo para nada, que de hecho lo único que necesitas es que yo me aleje lo más posible de ti físicamente y de preferencia no te hable?
Todo vuelve a lo mismo que hemos discutido últimamente: Mi amor, yo te amo, y sé que disfrutas viviendo conmigo, y creo que me amas. Pero simplemente no entiendo tu forma de amarme. Ni cómo esperas que yo te ame. No sé qué quieres de mi, ni cómo ayudarte. Éste es sólo un ejemplo de muchos. Ya te lo he comentado también: no me necesitas para nada. Lo que yo te puedo dar, lo que yo sé dar, tú no lo necesitas. Es más: tú no lo quieres. Yo quiero darte mi apoyo: tú no lo quieres, sólo quieres que me aleje. Estás más allá de lo que yo entiendo.
La mitad del tiempo no sé qué es lo que quieres hacer: no sé si quieres jugar, quedarte callado, hacer el amor o dormir, o platicar, no lo sé. Yo sé que tiendo a ser pasiva, pero creo que ahora lo soy más porque no sé cómo vas a reaccionar y entonces espero a que tomes la iniciativa. También lo hago porque sé que eres una persona dominante y eso está bien, porque así complementas mi propia pasividad, pero a veces puede ser chocante: a veces siento que rechazas propuestas sólo porque no son tuyas, no porque realmente no quieras llevarlas a cabo. A lo mejor yo lo estoy fomentando, tengo que pensarlo.
En fin, mi amor, hoy te tocó carta larga, pero es porque estoy pensativa. Y ya me siento mejor. Ahora que ya lo escribí ya lo tengo más claro (como siempre) y a lo mejor cuando llegues te hablaré de ello (es decir, si no estás "engentado" y quieres que me vaya a otro lado, lo cual es medio difícil si tomas en cuenta el tamaño de este depa). A lo mejor se me va el avión en lo que llegas y me desaparazco tal cual quieres en cuanto llegues. Vaya, y disculpa el veneno, lo cierto es que te amo mucho, tú lo sabes, eres mi esposo y mi pareja y no hay nadie más con quien quisiera estar, pero a veces no te entiendo y no sé cómo ayudarte. Ojalá hoy te vaya mejor, yo aquí te espero y te amo.
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