de vuelta del puerto de la vera cruz, cuatro días de pura regaladez y pocos actos de valor social. me encanta comprobar el candor que sigue exhalando este estado, con morenazos con panzas de berenjena que te preguntan sin el menor pundonor a dónde vas, de dónde vienes, si te gusta la dísco y bailar el bakalao. nunca, para comenzar, si deseas compañía o conversación mientras te encuentras en momentos de íntima comunión con las olas; una capitalina amargada no puede menos que voltear a verlos con cara de pocos amigos, o bien si te llegan a tocar el corazón, te giras para decir con tu mejor sonrisa, me no speak spanish, fuck off....
eso sin contar los encantos importados, como los autobuses provenientes de la adyacente entidad repletos de familias multiplex --pues al nivel de necesitar autobuses chárter-- armados con sillitas, baldes con palitas, neveras, termos, chelas, sángüiches, juguitos, balones, escuincles de todos tamaños, pero ni un solo traje de baño, ya sea para los bebés (en pañal), los niños (en chones), las matronas o los señores (camiseta y shorts) o los viejitos (esos sí a veces llevan traje, lo cual en última instancia es peor).
por último está el candor político, que manda a hacer un monumento a la laptop para interrumpir la perfecta fuga de perspectiva que nos proporcionaba la escollera. en protesta a este tipo de candor, al igual que el importado, me evité tomarle una foto, pero créanme está allí.
sin embargo, es bueno saber que no todo es encanto jarocho; hay algunos que resienten el calor, los portales, los turistas, los meseros; quien tamborilea de mal humor sobre tu silla y te avienta el menú; vaya quien te recuerda que Veracruz se disfruta por lo bello, no por lo social.....
eso sin contar los encantos importados, como los autobuses provenientes de la adyacente entidad repletos de familias multiplex --pues al nivel de necesitar autobuses chárter-- armados con sillitas, baldes con palitas, neveras, termos, chelas, sángüiches, juguitos, balones, escuincles de todos tamaños, pero ni un solo traje de baño, ya sea para los bebés (en pañal), los niños (en chones), las matronas o los señores (camiseta y shorts) o los viejitos (esos sí a veces llevan traje, lo cual en última instancia es peor).
por último está el candor político, que manda a hacer un monumento a la laptop para interrumpir la perfecta fuga de perspectiva que nos proporcionaba la escollera. en protesta a este tipo de candor, al igual que el importado, me evité tomarle una foto, pero créanme está allí.
sin embargo, es bueno saber que no todo es encanto jarocho; hay algunos que resienten el calor, los portales, los turistas, los meseros; quien tamborilea de mal humor sobre tu silla y te avienta el menú; vaya quien te recuerda que Veracruz se disfruta por lo bello, no por lo social.....
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